Leer es la base del conocimiento. Desde aprender sobre historia y ciencias, hasta navegar los quehaceres cotidianos y poder perderse en un mundo de fantasía, todo esto posible leyendo y sobre todo entendiendo lo que se lee, lo que conocemos como comprensión lectora.
Pero aprender a leer no pasa de manera natural, como cuando aprendemos a hablar un idioma en la infancia tras la exposición repetida al lenguaje. El aprendizaje de la lectoescritura y la comprensión lectora requieren de un esfuerzo intencional y explícito, que permitan desarrollar dos habilidades fundamentales: en primer lugar, comprensión del idioma en el que se quiere leer, y en segundo lugar, decodificación, o poder interpretar los símbolos en una página en los sonidos que representan.
Parece relativamente sencillo, sobre todo para el caso de un idioma “transparente” como el español, en el que la mayoría de las letras tienen solo un sonido. Sin embargo, los estudiantes de América Latina y el Caribe (ALC) siguen teniendo un desempeño bajo en lectoescritura, lo que se espera que haya empeorado como resultado de la pandemia.
En el 2019, 16 países de la región participaron en el Cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE), que evaluó a los estudiantes de tercer y sexto grado en lectura, matemática y ciencia. Un análisis sobre los resultados concluyó que la mayoría de los estudiantes, más del 80%, en Panamá, República Dominicana, Honduras, Guatemala y Nicaragua no alcanzaron niveles mínimos de aprendizaje en lectura en el sexto grado.
Pero ¿qué nos dice la evidencia actual sobre la enseñanza de la comprensión lectora? Recientemente y en calidad de Directora de la Unidad Técnica de la División de Educación para el Desarrollo, impartí una charla en RedLEI Moot 2022, un dialogo virtual para reflexionar sobre la evidencia y las prácticas exitosas en lectoescritura inicial (LEI) en la región.
Dirigiéndome principalmente a docentes de la región, compartí la última evidencia basada en años de investigación y estudios sobre lo que es la comprensión lectora, las subhabilidades que deben enseñarse para alcanzarla y las actividades específicas que los docentes pueden implantar en el aula para desarrollar lectores fuertes. Algunos de los conceptos y estrategias claves incluyeron:
- Saber una lengua y poder leer las palabras en una página (decodificación) son requeridos para poder aprender a leer y escribir. Ambas habilidades deben ir de la mano y cada una es necesaria pero no suficiente en sí misma para desarrollar la comprensión lectora.
- La enseñanza de la comprensión lectora debe comenzar temprano y desarrollarse simultáneamente con otras habilidades claves de lectura. Es decir, no es necesario esperar a que se dominen ciertas subhabilidades.
- Se debe desarrollar la comprensión del lenguaje oral (la lectura en voz alta es especialmente eficaz) como un precursor importante para el desarrollo de la comprensión lectora.
- Los niños deben aprender la estructura del texto y cómo se diferencia del lenguaje oral (por ejemplo, los signos de puntuación, la entonación, etc.).
- Debemos enseñar explícitamente estrategias de comprensión (por ejemplo, hacer preguntas críticas sobre los personajes o la trama, la auto reflexión, etc.).
- Discutir, analizar y escribir sobre textos ayuda a los lectores a avanzar en su nivel de comprensión, desde el nivel literal (básico) al inferencial (medio) y finalmente al valorativo o crítico (avanzado).
- Debemos motivar a los niños a querer la lectura creando lugares cómodos y divertidos para leer, ofreciendo textos interesantes para que lean, permitiéndoles escoger los temas, etc.)
La presentación completa está disponible aquí (en español).
Rebecca Stone, Ed.D es especialista en lectoescritura inicial que lideró recientemente una revisión sistemática de la investigación sobre lectoescritura inicial en América Latina y el Caribe. Rebecca ha dirigido varios programas de lectoescritura inicial en la región y en otras partes del mundo. Actualmente dirige la unidad técnica en la división de educación de Creative Associates International supervisando un equipo de especialistas que trabajan en el diseño e implementación de programas de educación para garantizar que todos los niños, niñas y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad.